Jerarca de Canelones quedó “asustado” por la depredación del monte ribereño
Criminal. Esa fue la palabra que eligió Yamandú Orsi, secretario general de la Intendencia de Canelones, para calificar la tala del monte autóctono a la vera del río Santa Lucía y sus principales afluentes. El jerarca reconoció que quedó “asustado” al ver la expansión de cultivos hasta las propias márgenes de los cursos de agua, al sobrevolar la cuenca desde Pueblo Bolívar hasta Aguas Corrientes para ver desde otro ángulo el peligro del agua potable. “No la vimos venir como país”, dijo a El Observador a pesar de que vecinos y científicos denuncian desde hace dos décadas el deterioro de las aguas de la cuenca.La zona que más lo espantó fue la del arroyo Canelón Chico, pequeño afluente del Santa Lucía que desemboca a la altura de Aguas Corrientes. Las fotografías muestran grandes extensiones de cultivos donde la nota diferente la dan los árboles. “La mancha de cultivo allí es brutal”, contó. La soja llega en algunos puntos hasta la orilla. Del total de 400 hectáreas que un equipo de expertos promueve para convertirlas en un área protegida, 150 hectáreas del bosque ribereño ya fueron invadidas por la soja. El problema se agrava con los vertidos del Frigorífico Canelones.
Misma situación se da en la Laguna del Cisne, ubicada en Salinas, que abastece de agua potable a gran parte de Ciudad de la Costa. Allí hay 400 hectáreas donde se aplican agroquímicos. Pero a diferencia de Canelón Chico, Orsi indicó que esas tierras cultivadas están todas bajo arrendamiento. El buen precio que le pagan al propietario –que puede alcanzar los US$ 250 por hectárea por año– hará más compleja, a su juicio, el cumplimiento de que haya una zona de amortiguación sin laboreo de tierra y uso de agroquímicos para la conservación y restitución del monte ribereño, una de las medidas del plan de acción divulgado por el Poder Ejecutivo.
Al sobrevolar Aguas Corrientes algo sorprendió a Orsi. La fotografía muestra a la planta potabilizadora de OSE con una gran área talada en una orilla y una “inmensa” plantación en la otra y un monte natural mucho más pequeño de lo esperado. La cercanía entre el río y los cultivos aumenta el riesgo de escurrimiento de los tóxicos hacia el agua, pero también del arrastre de los mismos cuando el río crece tras una tormenta. “Las fotos te permiten ver la crudeza. Los hilitos de agua vienen de adentro de la zona de cultivos, donde antes era monte. Antes era una franja (en todo el Santa Lucía) de casi un kilómetro de monte”, apuntó.
La depredación de ese bosque ocurre de forma cotidiana. El Observador lo recorrió a pie, siguiendo los caminos que surcan los carros que se llevan la leña. Decenas de árboles fueron talados casi de raíz. Y hay montoncitos de ramas ya cortadas que esperan el próximo viaje. El alcalde de la localidad, Álvaro Alfonso, relató que de noche se escuchan las motosierras. Sin embargo, hasta ahora solo se logró procesar a cuatro personas, debido a que ha tenido poco apoyo policial.
La restauración del bosque evitará la erosión de la tierra y permitirá un filtrado natural del agua y, por ende, una mejora sustancial de la calidad que, en ese rincón del país, tiene por destino las canillas de 1,6 millones de personas. Orsi se mostró dispuesto a asumir una campaña de forestación.
Para el secretario general de Canelones la vigilancia y el control sobre el territorio serán más efectivos si se realizan desde el aire. Durante el vuelo se observó una retroexcavadora en medio del monte ribereño. En ese momento, para Orsi se debía tomar una imagen georeferenciada que le alertara a un cuadro inspectivo terrestre la longitud y la latitud exacta del posible infractor. “Es imposible controlarlo por carretera”, afirmó. En ese sentido, Orsi indicó que es fundamental la participación del Ministerio de Defensa Nacional. El alcalde de Aguas Corrientes también reclamó la presencia de militares entre la represa de Paso Severino y la de Aguas Corrientes.
Orsi pidió también la participación de las autoridades educativas para desarrollar una campaña “muy fuerte” en las escuelas rurales sobre el manejo responsable del agua y del suelo.
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