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martes, 4 de diciembre de 2012

Efecto de las drogas sobre el Sistema nervioso


 
Resumen de contenidos:
- Consumo de drogas como un problema individual y social
- Factores de riesgo
- Efectos de drogas lícitas e ilícitas
- Estrategias de prevención y tratamiento
- Estrés agudo y estrés crónico



Habilidades a desarrollar:
- Identificar relaciones causa-efecto
- Utilizar distintas fuentes de información para formarse una opinión propia y expresarse críticamente sobre diversos temas
- Aplicar conocimientos adquiridos en distintos contextos



1. Drogas y toxicomanías
El uso habitual de drogas produce dos condiciones complementarias, paralelas y que constituyen la base de la droga-dependencia: tolerancia y dependencia.

El uso habitual de drogas como el alcohol, marihuana, nicotina y tantas otras sustancias de abuso, conduce a la adicción, fenómeno también conocido como droga-dependencia. Si bien las bases neuroquímicas de este fenómeno son aún oscuras, es evidente que la estabilidad emocional, el ambiente familiar de la persona que consume drogas, como sus antecedentes genéticos son de gran relevancia en el desarrollo de la dependencia a estas drogas. Estudios bien controlados indican que existen antecedentes genéticos que predisponen favorablemente a esta condición, sin ignorar, por supuesto, que la historia de vida, incluyendo el medio social y familiar, ejercen una influencia notable en la dependencia a drogas. Quizás el modelo de droga-dependencia más estudiado es el alcoholismo.
La tolerancia se refiere al hecho que con el uso crónico la dosis de consumo inicial no produce los mismos efectos, lo que obliga a aumentar la dosis de consumo. Es decir, con el tiempo, se necesitan dosis mayores para experimentar los mismos efectos que produjo la droga las primeras veces que ésta se consumió. La tolerancia de la nicotina y del alcohol ilustra muy bien este concepto. A partir de un cigarrillo, muchas personas llegan rápidamente a consumir una cajetilla y más, cada día. Otro tanto sucede con el alcohol. La dependencia se refiere al hecho que el individuo siente la necesidad de consumir la droga y la busca en forma enérgica, hasta compulsiva. Por un lado se siente la necesidad del efecto agradable que ésta produce, y por otro lado, ganas incontroladas por consumirla, ya que al alejarse de la droga se experimentan una serie de síntomas que son típicos para cada droga.
En definitiva, la dependencia señala que la persona depende de la droga y la busca tanto por la necesidad sicológica como física de consumirla. Ambos fenómenos, es decir, la tolerancia y la dependencia se desarrollan en forma paralela, de tal forma que resulta difícil separar la una de la otra.
La tolerancia y la dependencia son comunes a drogas que actúan a través de un mismo mecanismo. Es decir, si una persona ha desarrollado tolerancia a la heroína, es también tolerante, y en el mismo grado, a la cocaína. Esta persona, sin embargo no es tolerante al alcohol, a la nicotina o a los sedantes del tipo de las benzodiazepinas, ya que estas drogas tienen un mecanismo de acción diferente.
Por otro lado, quien es dependiente del alcohol, lo será también de las benzodiazepinas, ya que alcohol y benzodiazepinas interactúan con una misma proteína. Pero, estas personas no son dependientes ni de marihuana ni de nicotina.
La droga-dependencia revela la adaptación del organismo al consumo crónico de drogas de abuso, señalando que ya se ha consumido suficiente droga como para que el cuerpo necesite de éstas para su función regular. La ingesta ocasional, de carácter social de alcohol o nicotina, o tal vez cocaína en cualquiera de sus formas, no significa que esa persona sea, o llegue a ser adicta. Sin embargo, el riesgo que siga consumiéndolas es alto, y a corto plazo podría derivar en adicción si no se suspende su consumo. Sin dudas, el paso desde lo esporádico a lo habitual, sin importar ni cuál ni cuánta droga se consume, indica adicción caracterizada, por la búsqueda obsesiva de la(s) droga(s). Obviamente, en un comienzo, la forma de buscarla y consumirla se enmarca en un contexto social. Se busca la ocasión para celebrar y consumir alcohol y otras drogas en compañía. Cuando la dependencia es marcada, se consumen en forma aislada, sin importar ni las amistades ni la ocasión de una celebración.


No todos los individuos expuestos a las drogas, ni todas las drogas producen igual adicción.
El medio en que se consumen las drogas, la formación familiar, aspectos de la personalidad y los antecedentes genéticos de los consumidores son determinantes en consolidar la droga-dependencia. Mientras el alcohol y la nicotina producen tanta tolerancia como dependencia, hay otras que se caracterizan por más tolerancia que dependencia y viceversa.
El opio, o sus productos puros, como la heroína y secuaces, son drogas que producen marcada tolerancia. La nicotina y el alcohol también. Esto significa que la dosis inicial del consumo de estas drogas puede aumentar hasta 100 y 500 veces. La dosis de heroína que utiliza un adicto con años de consumo mataría de un paro respiratorio a un novato en su uso. Esta observación también explica las intoxicaciones y las sobredosis que se producen a menudo con estas drogas, y que encierran un
grado más de peligro en el consumo de estas sustancias.
Drogas como la marihuana, y muy especialmente la cocaína, se caracterizan porque producen más dependencia que tolerancia. Es una observación común que luego de 3-4 experiencias con cocaína se produce una mágica atracción (enganche) con cualquiera de las formas de presentación de esta droga (crack, clorhidrato, puriss, etc). Esto indica que se ha despertado la dependencia, y resultará muy difícil alejarse de la cocaína en cualquiera de sus formas de venta. Esta condición es explotada muy hábilmente por los traficantes y comerciantes de droga.
La dependencia además produce síndrome de privación
Una persona habituada al consumo de drogas como la nicotina, marihuana, opio, cocaína, alcohol, sedantes como las benzodiazepinas, etc. debe estar crónicamente consumiendo estas sustancias para evitar que florezcan un conjunto de signos y síntomas que delatan la dependencia. Este conjunto de signos y síntomas es relativamente específico para cada droga. Se llama el síndrome de privación.
La característica común a la privación de cualquier droga de abuso es la irresistible búsqueda y necesidad de consumirla. La ausencia de la sustancia manifiesta los síntomas de la privación, que desaparecen con la administración de ésta.
Examinemos a alguien que decide dejar de fumar nicotina. Uno de los primeros síntomas que aparecen es una necesidad o ganas irresistibles de fumar. Esta persona debe hacer esfuerzos para vencer la tentación. Además, sin el cigarrillo está irritable, algo nervioso, ansioso, le cuesta concentrarse, tiene apetito, está de mal ánimo, se agita, y hasta tal vez duerme mal. Es nuestra experiencia que si fuma, muchos de estos malestares desaparecen. Si esta persona persiste en la firme voluntad de no fumar deberá soportar estos síntomas para no recaer en el hábito. El sólo olor al cigarrillo despierta el apetito por la droga. Esto significa que esta persona ha desarrollado suficiente dependencia a la nicotina ya que su ausencia desencadena esta colección de síntomas. La severidad del síndrome de abstinencia depende del grado de adicción. Este síndrome no es grave, ya que no pone en riesgo la salud de la persona. Otro tanto sucede con otras drogas de abuso como el alcohol. Sin embargo, el síndrome de privación de éste es ciertamente más complicado, ya que, dependiendo del grado de consumo, aparecen temblores que pueden llegar a peligrosas convulsiones, con delirio, gran angustia y, obviamente, deseos incontrolados de ingerir alcohol.
El síndrome de privación de la cocaína se caracteriza por apatía y desgano, somnolencia, apetito voraz, sosiego y tranquilidad, y ansias irresistibles por consumirla. La dependencia que produce la cocaína, en cualquiera de sus formas de administración, es tan intensa que los individuos dependientes de esta droga harán cualquier cosa por adquirirla, incluso delinquir para conseguirla. Esto es el comienzo de los transtornos sico-emocionales que desencadena la droga-dependencia. Estas personas se asocian con los vendedores y traficantes quienes los explotan, porque saben que su dependencia es tan marcada, que harán cualquier cosa con tal de recibir la droga y apaciguar su obsesión. Algo similar se observa en los adictos al opio y la heroína. A pesar que el síndrome de privación de estas drogas es comparable a los síntomas que se experimentan con un resfrío viral intenso, las ansias por su consumo son tan marcadas que estos adictos harán cualquier cosa por obtenerlas.

Las drogas constituyen estímulos de refuerzo, alterando la fisiología cerebral

Las drogas, además de activar receptores específicos en los diferentes núcleos cerebrales, lo que explica sus efectos conductuales, activan en el núcleo accumbens del cerebro un circuito neuronal relacionado con conductas que producen refuerzo positivo. Este núcleo registra y almacena, por decirlo así, experiencias que refuerzan ciertas conductas. Las drogas de abuso son estímulos muy poderosos de este núcleo, donde dejan una huella muy perdurable. Este tipo de sustancias activan continuamente este circuito, por lo que cada vez que se consumen, se refuerza la actividad de este circuito, creando las bases de una especie de memoria cerebral que registra las experiencias con drogas. Este núcleo detecta la presencia y ausencia de drogas, desencadenando una serie de reacciones que inducen a las personas dependientes a incentivar este refuerzo a través de nuevas administraciones de drogas. Esto constituye la base del mecanismo de refuerzo que es común a sustancias como la heroína, la marihuana, la nicotina, el alcohol, etc.
Estudios bien controlados han demostrado que cada vez que se consume un sicofármaco de abuso aumenta la dopamina en el núcleo accumbens. La dopamina es el neurotransmisor de este circuito de refuerzo positivo, por lo que se puede decir que estos sicofármacos activan este circuito neuronal, estableciendo y reforzando esta conducta. La dopamina activa mecanismos, aún no del todo aclarados, que refuerzan la expresión de ciertos genes los que de alguna forma consolidan físicamente esta huella.
Las drogas refuerzan a través de dos mecanismos la conducta que desemboca en el aumento de su consumo. Por un lado, producen efectos placenteros, motivo por el cual se consumen y, por otro, se graba en el núcleo accumbens esta experiencia que en la mayoría de las personas resulta agradable.
Esta doble condición favorece la búsqueda de nuevas experiencias con las drogas, las que llevan irremediablemente a la dependencia. Se deduce que si se bloquea este circuito, a través de sustancias que antagonicen los efectos de la dopamina, se puede controlar la conducta de droga-dependencia.
Las primeras experiencias para tratar a personas que sufren de adicción con estos antagonistas, arrojan resultados muy promisorios y halagadores. La verdadera dificultad con este eventual tratamiento es que los pacientes se rehusan a tomar sistemáticamente estos medicamentos, prefiriendo, obviamente, consumir las drogas de abuso, lo que mantiene su dependencia.

Cada droga tiene un mecanismo de acción distinto, a pesar que algunas pueden generar efectos similares
A continuación, se detallan características de los principales grupos de sustancias sicotrópicas. Se prefiere este término al de droga, pues es más general. Incluye a las drogas legales e ilegales, pero también a los fármacos de uso terapéutico. Es decir, todo tipo de sustancia que produce alteraciones conductuales, sensoriales, afectivas o mentales en quien las consume.
a) Opiáceos
La categoría de los opiáceos incluye a los derivados del opio, como la morfina, la heroína y los sustitutos sintéticos, como la metadona. Desde el punto de vista médico, la morfina es uno de los analgésicos más potentes que se conocen: de hecho se toma como referencia para valorar la potencia de otros analgésicos. Tanto el opio como sus derivados alivian la tos, disminuyen los movimientos intestinales (frenando así los procesos diarreicos) y producen un estado psicológico de indiferencia al medio. La heroína, un preparado sintetizado a partir de la morfina, fue introducido en 1898 como tratamiento para la tos y como sustituto no adictivo de la morfina. Sin embargo pronto se descubrió la intensa capacidad adictiva de la heroína, que se prohibió en muchos países incluso con fines médicos. Los consumidores refieren que la heroína produce un estado de embriaguez casi instantáneo tras su consumo.
Los opiáceos tienen efectos variables en diferentes circunstancias. En su efecto influyen las experiencias previas del consumidor y sus expectativas, así como la vía de administración (intravenosa, oral o por inhalación). Los síntomas de abstinencia comprenden temblor de piernas, ansiedad, insomnio, náuseas, sudoración, calambres, vómitos, diarrea y fiebre.
Durante la década de 1970 los científicos aislaron unas sustancias que denominaron encefalinas que son opiáceos naturales presentes en el cerebro. Muchos los consideran responsables del fenómeno de dependencia física a opiáceos aduciendo que éstos imitarían la acción natural de las encefalinas.

b) Hipnótico-sedantes
Los fármacos con mayor capacidad adictiva de esta categoría son los barbitúricos, utilizados desde principios de siglo en el tratamiento de la ansiedad y como inductores del sueño. En medicina también se emplean en el tratamiento de la epilepsia. Algunos adictos consumen grandes cantidades diarias de barbitúricos sin presentar signos de intoxicación. Otros consumidores buscan un efecto similar a la borrachera alcohólica y otros potenciar los efectos de la heroína. Gran parte de los consumidores de barbitúricos, sobre todo los del primer grupo, obtienen el fármaco de recetas médicas.
Los barbitúricos, además de tener efectos semejantes al alcohol, también producen, como éste, una intensa dependencia física. Su supresión abrupta produce síntomas similares a la supresión del alcohol: temblores, insomnio, ansiedad y en ocasiones, convulsiones y delirio después de su retirada. Puede sobrevenir la muerte si se suspende bruscamente su administración. Las dosis tóxicas son sólo levemente superiores a las que producen intoxicación y, por tanto, no es infrecuente que se alcancen de manera accidental. La combinación de los barbitúricos con el alcohol es muy peligrosa.
Otros fármacos hipnótico-sedantes son las benzodiacepinas, cuya denominación comercial más habitual es el Valium. Estos se incluyen en el grupo de los tranquilizantes menores que se utilizan en el tratamiento de la ansiedad, el insomnio o la epilepsia. Como grupo, son más seguros que los barbitúricos ya que no tienen tanta tendencia a producir depresión respiratoria y están sustituyendo a éstos últimos. Por contrapartida, la adicción a los tranquilizantes se está convirtiendo en un problema cada vez más frecuente. La adicción al fármaco Halción, del grupo de las benzodiacepinas, ha obligado a autoridades de varios países a retirarlo del mercado.

c) Estimulantes
Una droga de diseño, el 3,4-metilen dioxianfetamina, también conocido como "éxtasis" produce en el consumidor una intensa sensación de bienestar, de afecto hacia las personas de su entorno, de aumento de energía, y en ocasiones, alucinaciones. Los efectos adversos que provoca su consumo incluyen sensación de malestar general, pérdida de control sobre uno mismo, deshidratación, pérdida de peso y pérdida de memoria. Se han comunicado casos de muerte relacionados con el consumo incontrolado de éxtasis y otras drogas relacionadas.
Otros estimulantes cuyo abuso está muy extendido son la cocaína y la familia de las anfetaminas. La cocaína, un polvo blanco y cristalino de sabor ligeramente amargo, se extrae de las hojas del arbusto de la coca, que se encuentra en Sudamérica. En medicina se emplea como anestésico en cirugía de la nariz y de la garganta, y como vasoconstrictor para disminuir el sangrado en las intervenciones quirúrgicas. El abuso de estas sustancias creció mucho en la década de 1970 y es responsable de un gran número de alteraciones fisiológicas y psicológicas. El crack es un tipo de cocaína sintética muy adictiva que surgió en la década de los ochenta.
Las anfetaminas aparecieron durante la década de 1930 como tratamiento de los catarros y la fiebre del heno, y más tarde se conoció su acción sobre el sistema nervioso. Durante cierto tiempo se emplearon como adelgazantes. Su única aplicación médica hoy es el tratamiento de la narcolepsia, una alteración del sueño caracterizada por episodios diurnos de sueño incontrolables por el paciente y en el tratamiento de la hiperactividad infantil, situación en la que las anfetaminas tienen un efecto calmante paradójico. En los adultos, sin embargo, tienen un efecto acelerador que les ha valido la denominación anglosajona de speed. Las anfetaminas mantienen al consumidor despierto, mejoran su estado de ánimo y disminuyen el cansancio y la necesidad de dormir, pero a menudo la persona se vuelve más irritable y habladora. Tanto la cocaína como las anfetaminas consumidas durante períodos prolongados, pueden producir una psicosis similar a la esquizofrenia aguda.
La tolerancia a los efectos euforizantes y anorexígenos (supresores del apetito) de las anfetaminas y de la cocaína aparece al poco tiempo. La interrupción del consumo de anfetaminas, sobre todo cuando se inyectan por vía intravenosa, produce una depresión tan profunda que el consumidor se ve en la necesidad de volver a consumirlas hasta llegar a situaciones límite.

d) Alucinógenos
Los alucinógenos no tienen aplicación médica en la mayor parte de los países salvo quizás para el tratamiento de los pacientes agonizantes, pacientes con trastornos mentales, drogodependientes y alcohólicos. Entre los alucinógenos más utilizados en la década de 1960 destacan el ácido lisérgico de dietilamida, o LSD, y la mescalina, un derivado del cactus del peyote. La tolerancia hacia estas sustancias se desarrolla con rapidez, pero no aparece síndrome de abstinencia cuando dejan de consumirse.
La feniciclidina, o PCP, cuyo nombre vulgar es "polvo de ángel", no tiene aplicación práctica en los seres humanos, pero los cirujanos veterinarios lo emplean en ocasiones como anestésico y sedante para los animales. A finales de la década de 1970 se extendió su consumo humano, en parte por culpa de la facilidad con la que se sintetiza en laboratorio. Sus efectos difieren de los demás alucinógenos. El LSD, por ejemplo, produce distanciamiento y euforia, intensifica la visión, y produce el fenómeno conocido como cruce de los sentidos (los colores se ‘oyen’ y los sonidos se ‘ven’). El PCP sin embargo produce distanciamiento y disminución de la sensibilidad para el dolor; también provoca en ocasiones un ‘estallido’, o ataque, o una situación clínica tan semejante a un brote de esquizofrenia aguda que confundiría incluso a un psiquiatra. La combinación de este brote con la indiferencia al dolor lleva en ocasiones a alteraciones del pensamiento que pueden traducirse en violentos comportamientos destructivos.

e) Cannabitoles
De la planta Cannabis sativa derivan tanto la marihuana como el hachís. La marihuana se obtiene triturando las hojas, las ramas y las flores, y el hachís es la resina concentrada. La forma más habitual de consumo es fumarlos. Tienen efectos semejantes: producen relajación, aceleración del ritmo cardiaco, alteración de la percepción del tiempo (que transcurre más despacio) y agudización de los sentidos (oído, tacto, gusto y olfato). Los efectos varían en función de la dosis consumida y de las circunstancias que rodean a su consumo. La marihuana y el hachís no producen dependencia psicológica. No obstante, su uso puede ser peligroso, sobre todo si se conduce bajo sus efectos.
Tabla 1. Resumen de efectos de algunos fármacos de acción sicotrópica



Nombre del fármaco Efecto sobre el estado de ánimo Acciones en el organismo Peligros asociados
con el abuso
Depresores
Opiáceos (p. ej., morfina, heroína) Euforia, reducción del dolor Deprimen el SNC*; deprimen los reflejos; constriñen las pupilas; afectan la coordinación; bloquean la liberación de sustancia P a partir de neuronas transmisoras de dolor Tolerancia, dependencia física,
convulsiones; muerte por sobredosis
Hipnótico-sedantes
(Ej. barbitúricos, benzodiacepinas)
Sedante-hipnótico
"desaceleradores" Reducen la ansiedad
Inhiben la conducción de impulsos en el RAS*2; deprimen el SNC, el músculo esquelético y el corazón; deprimen la respiración; reducen la presión arterial; causan disminución del sueño REM. Pueden reducir la frecuencia de activación de impulsos en el sistema límbico; relajan el músculo esquelético Tolerancia, dependencia física; muerte por sobredosis, especialmente si se combinan con etanol. Dosis muy grandes causan dependencia física
Alcohol etílico (etanol) Euforia, relajación, liberación de inhibiciones Deprime el SNC; afecta visión, coordinación, juicio; incremento el tiempo de reacción Dependencia física, lesiones del páncreas, cirrosis hepática, posible daño cerebral
Inhalantes
(Ej. tolueno, butano, propano, etc.)
Depresión general, relajación, sensación de sueño Dolor de cabeza, náuseas y mareo. Le siguen vértigo, somnolencia, confusión, expresión balbuceante, pérdida de la visión, del juicio y del control de los músculos y reflejos Dependencia sicológica y posiblemente física. Daño grave en el cerebro, corazón , riñones, hígado y pulmones. Puede producir la muerte, incluso en la primera inhalación
Estimulantes
Extasis Euforia y desinhibición , disposición a conversar con desconocidos, hiperactividad Fatiga, desorientación, mareos y desmayo, producto de la deshidratación; movimientos involuntarios de la mandíbula, escalofríos y sequedad de la boca. Depresión Dependencia sicológica. Problemas cardiacos, desde taquicardias y arritmias hasta un infarto. Posible insuficiencia renal aguda
Cocaína Euforia; excitación
seguida de depresión
Estimulación del SNC seguida de
depresión; estimulación autónoma, dilatación de pupilas; anestesia local; inhibe la recantación de noradrenalina y
dopamina

Trastorno mental, convulsiones,
alucinaciones, inconsciencia; muerte por sobredosis
Anfetaminas Euforia, estimulación, hiperactividad ("elevadores", "aceleradores") Estimulan la liberación de dopamina y noradrenalina; bloquean la recaptación de estos dos neurotransmisores en las neuronas; estimulan el flujo de impulsos en el RAS; incrementan la frecuencia cardiaca; elevan la presión arterial; dilatan las pupilas Tolerancia, posible dependencia física, alucinaciones; muerte por sobredosis
Cafeína Eleva el estado de alerta
mental; reduce la fatiga
y la somnolencia

Actúa sobre la corteza cerebral; relaja el músculo liso; estimula el músculo cardiaco y el esquelético; incremento el volumen urinario (efecto diurético) Dosis muy grandes estimulan centros en bulbo raquídeo (pueden desacelerar la frecuencia cardiaca); dosis tóxicas pueden causar convulsiones
Nicotina Reduce la tensión
psicológica
Estimula el sistema nervioso simpático, se combina con receptores en neuronas postsinápticas del sistema autónomo; tiene efecto similar al de la acetilcolina, pero en dosis elevadas bloquea la transmisión; estimula la síntesis de lípidos en las paredes arteriales Tolerancia, dependencia física; estimula el desarrollo de aterosclerosis
Alucinógenos
LSD
(dietilamida del ácido lisérgico)
Sobreexcitación distorsiones sensoriales; alucinaciones Altera las concentraciones de transmisores en el encéfalo (puede inhibir la serotonina e incrementar la noradrenalina); potente estimulador del SNC; dilata las pupilas, a veces en grado desigual; incremento la frecuencia cardiaca; eleva la presión arterial Comportamiento irracional
Cannabitoles
(Ej. marihuana, hachís)
Euforia Afecta la coordinación; trastorna la percepción de la profundidad y el sentido del tiempo; inflama los ojos; causa vasodilatación periférico; se desconoce el modo de acción exacto En dosis grandes, distorsiones sensoriales, alucinaciones; hay pruebas de disminución del número de espermatozoides y en la concentración de testosterona (hormona masculina)

* SNC: sistema nervioso central = encéfalo + médula espinal
*2 RAS: sistema activador reticular: estructura del tronco encefálico, responsable de la conciencia y de la vigilia
Aunque se desconocen los efectos a largo plazo, es muy probable que la marihuana sea nociva para los pulmones de la misma manera que lo es el tabaco. El consumo de estas sustancias por parte de los niños y adolescentes es preocupante, ya que la intoxicación altera el pensamiento e interfiere con el aprendizaje. Sobre este punto existe unidad de criterios por parte de médicos y educadores en que el consumo es pernicioso y puede interferir con el desarrollo psicológico e incluso físico.
La planta Cannabis ha sido empleada como remedio popular durante siglos, pero hoy carece de aplicación médica. Hay ciertos trabajos experimentales en los que se ha utilizado su principio activo, el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), para el tratamiento del alcoholismo, la epilepsia, las náuseas provocadas por los fármacos anticancerosos (quimioterapia) y el glaucoma.
f) Inhalantes
Dentro de la categoría de los inhalantes se encuentran ciertas sustancias que no son consideradas drogas, como el pegamento, los disolventes y los aerosoles (productos de limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto psicológico tienen una acción depresora sobre el sistema nervioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde el control o la conciencia. Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo vienen a continuación. La inhalación de estas sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y el control de los músculos y de los reflejos. A veces se producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados pueden producir la muerte. Aunque no es probable que se desarrolle dependencia física, sí aparece tolerancia en ocasiones. Otros productos cuya generalización ha alarmado a las autoridades sanitarias son los denominados poppers, de supuesto efecto afrodisiaco, como el nitrato de isoamilo, que se emplea en medicina como dilatador de los vasos sanguíneos. La inhalación prolongada de estas sustancias puede lesionar el sistema circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese sistema.


Actividad 1:
Reproduce el siguiente esquema en tu cuaderno para explicar el mecanismo sináptico específico que es alterado por las siguientes drogas: cocaína, alcohol, heroína, anfetaminas y nicotina.


La rehabilitación es un proceso complejo e incluye tratamientos farmacológicos

La rehabilitación integral de una persona dependiente de drogas pasa por tres etapas diferentes y complementarias.
La primera etapa requiere el firme propósito y el total convencimiento de alejarse voluntariamente de las drogas para reintegrarse al núcleo familiar, social y laboral. La segunda etapa precisa la ayuda y el apoyo para alejarse voluntariamente de las drogas. Esta etapa incluye acercarse a familiares, amistades, y profesionales, para tomar las medidas que favorezcan la rehabilitación. La tercera etapa, y muy crítica, requiere re-orientar la vida con una fuerte visión de sentido a la vida. Si se logra escalar estas tres etapas, se podrá erradicar la dependencia.
Esta triple aproximación es común a la rehabilitación de alcohólicos, a personas que abusan del tabaquismo, de los solventes, marihuana, cocaína y tantas otras drogas de abuso. El proceso es muy complejo porque en la gran mayoría de los casos exige alejarse de un sistema de vida, de un cierto grupo de personas e influencias, y tomar decisiones personales relevantes, las cuales muchas veces nunca han sido asumidas. El aporte de la medicina y de la siquiatría es estéril sin que los adictos asuman un valiente compromiso por distanciarse de las drogas y del mundo de influencias que los arrastran hacia ese objetivo.
La siquiatría dispone de algunos esquemas de tratamiento para la droga dependencia basado en medicamentos que pueden apoyar este proceso. En el caso particular del alcoholismo, la droga llamada antabuse, inhibe el metabolismo del alcohol aumentando los niveles circulantes de acetaldehido. Este último causa fuertes dolores de cabeza, náusea y vómitos, malestar general, de tal forma que el alcohólico al tomar alcohol durante el tratamiento con antabuse, acumula acetaldehido y experimenta más bien los síntomas negativos del alcohol que sus efectos placenteros. Con este tratamiento se busca que el alcohólico adquiera un reflejo condicionado negativo del alcohol que lo ayude a alejarse definitivamente de esta droga. Los resultados clínicos son variables, y dependen en gran medida de la perseverancia del individuo por alejarse del alcohol.
Para tratar a los fumadores se ha querido reemplazar el cigarrillo por un parche con nicotina, droga que se absorbe lentamente por la piel y sustituye al cigarrillo. La idea es que con el tiempo, se elimine el parche y el cigarrillo. Lo mismo se ha buscado usando chicles que contienen nicotina. Con este tratamiento se busca gradualmente disminuir el contacto con la droga, ya sea que ésta provenga de cigarrillos, parches o chicles, hasta que el consumo se erradique completamente.
En el caso de los opioides se han usado otras estrategias. Una de ellas es reemplazar la heroína por drogas menos tóxicas como la N-acetilmetadona, que se administra oralmente, evitando la parafernalia de las jeringas y sus complicaciones. También se ha pretendido reemplazar la heroína por clonidina, que actúa en receptores similares a los opioides, y que se administra oralmente. Otra posibilidad, común en Europa, es proporcionar gratuitamente la droga a los individuos dependientes que se inscriben en programas de control de drogas, evitando el mercado negro. Otra estrategia ampliamente utilizada consiste en administrar en forma crónica un antagonista, evitando las futuras administraciones de heroína. El tratamiento con naltrexona ha resultado útil, ya que ésta previene los efectos de futuras dosificaciones de heroína y drogas secuaces.
ACTIVIDAD:
Confeccione una prueba con preguntas tipo PSU. Debe incluir:
I. Un ítem V o F de 20 aseveraciones. Justificar las falsas
II. Un ítem de 20 preguntas selección alternativa a) a la e) desarrolladas
III. Un ítem respuesta breve 10 preguntas desarrolladas.

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