lunes, 18 de junio de 2012

Sustancias químicas de acción sicotrópica

 

Las sustancias químicas de acción sicotrópica, también conocidas como sicofármacos, se reconocen porque alteran el comportamiento, el humor, la percepción o las funciones mentales de quien las consume.

La toxicomanía o tóxicodependencia es un estado psicológico y en ocasiones físico caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una droga para experimentar sus efectos psicológicos. La adicción es una forma grave de dependencia en la que suele haber además una acusada dependencia física. Esto significa que el tóxico ha provocado ciertas alteraciones fisiológicas en el organismo, como demuestra la aparición del fenómeno de tolerancia (cuando son necesarias dosis cada vez más elevadas para conseguir el mismo efecto), o del síndrome de abstinencia al desaparecer los efectos. El síndrome de abstinencia se manifiesta por la aparición de náuseas, diarrea o dolor; estos síntomas son variables según el tóxico consumido. La dependencia psicológica, o habituación, consiste en una fuerte compulsión hacia el consumo de la sustancia, aunque no se desarrolle síndrome de abstinencia.

Los científicos utilizan con frecuencia las pruebas en animales de laboratorio para intentar deducir la capacidad adictiva de los tóxicos: los que el animal se autoadministra repetidamente son considerados como sustancias con alto poder adictivo, ya que tienen propiedades de refuerzo positivo. Entre éstos están algunos de los tóxicos de mayor consumo: el opio, el alcohol, la cocaína y los barbitúricos. Otras drogas como la marihuana y los psicofármacos, producen hábito en los seres humanos a pesar de no tener propiedades de refuerzo positivo en los animales de experimentación.

Los tóxicos de uso más frecuente, con excepción del alcohol y del tabaco, se clasifican en seis categorías principales: opiáceos, hipnótico-sedantes, estimulantes, alucinógenos, cannabitoles e inhalantes.

a) Opiáceos

La categoría de los opiáceos incluye a los derivados del opio, como la morfina, la heroína y los sustitutos sintéticos, como la metadona. Desde el punto de vista médico, la morfina es uno de los analgésicos más potentes que se conocen: de hecho se toma como referencia para valorar la potencia de otros analgésicos. Tanto el opio como sus derivados alivian la tos, disminuyen los movimientos intestinales (frenando así los procesos diarreicos) y producen un estado psicológico de indiferencia al medio. La heroína, un preparado sintetizado a partir de la morfina, fue introducido en 1898 como tratamiento para la tos y como sustituto no adictivo de la morfina. Sin embargo pronto se descubrió la intensa capacidad adictiva de la heroína, que se prohibió en muchos países incluso con fines médicos. Los consumidores refieren que la heroína produce un estado de embriaguez casi instantáneo tras su consumo.

Los opiáceos tienen efectos variables en diferentes circunstancias. En su efecto influyen las experiencias previas del consumidor y sus expectativas, así como la vía de administración (intravenosa, oral o por inhalación). Los síntomas de abstinencia comprenden temblor de piernas, ansiedad, insomnio, náuseas, sudoración, calambres, vómitos, diarrea y fiebre.

Durante la década de 1970 los científicos aislaron unas sustancias que denominaron encefalinas que son opiáceos naturales presentes en el cerebro. Muchos los consideran responsables del fenómeno de dependencia física a opiáceos aduciendo que éstos imitarían la acción natural de las encefalinas.

b) Hipnótico-sedantes

Los fármacos con mayor capacidad adictiva de esta categoría son los barbitúricos, utilizados desde principios de siglo en el tratamiento de la ansiedad y como inductores del sueño. En medicina también se emplean en el tratamiento de la epilepsia. Algunos adictos consumen grandes cantidades diarias de barbitúricos sin presentar signos de intoxicación. Otros consumidores buscan un efecto similar a la borrachera alcohólica y otros potenciar los efectos de la heroína. Gran parte de los consumidores de barbitúricos, sobre todo los del primer grupo, obtienen el fármaco de recetas médicas.

Los barbitúricos, además de tener efectos semejantes al alcohol, también producen, como éste, una intensa dependencia física. Su supresión abrupta produce síntomas similares a la supresión del alcohol: temblores, insomnio, ansiedad y en ocasiones, convulsiones y delirio después de su retirada. Puede sobrevenir la muerte si se suspende bruscamente su administración. Las dosis tóxicas son sólo levemente superiores a las que producen intoxicación y, por tanto, no es infrecuente que se alcancen de manera accidental. La combinación de los barbitúricos con el alcohol es muy peligrosa.

Otros fármacos hipnótico-sedantes son las benzodiacepinas, cuya denominación comercial más habitual es el Valium. Estos se incluyen en el grupo de los tranquilizantes menores que se utilizan en el tratamiento de la ansiedad, el insomnio o la epilepsia. Como grupo, son más seguros que los barbitúricos ya que no tienen tanta tendencia a producir depresión respiratoria y están sustituyendo a éstos últimos. Por contrapartida, la adicción a los tranquilizantes se está convirtiendo en un problema cada vez más frecuente. La adicción al fármaco Halción, del grupo de las benzodiacepinas, ha obligado a autoridades de varios países a retirarlo del mercado.

c) Estimulantes

Una droga de diseño, el 3,4-metilen dioxianfetamina, también conocido como "éxtasis" produce en el consumidor una intensa sensación de bienestar, de afecto hacia las personas de su entorno, de aumento de energía, y en ocasiones, alucinaciones. Los efectos adversos que provoca su consumo incluyen sensación de malestar general, pérdida de control sobre uno mismo, deshidratación, pérdida de peso y pérdida de memoria. Se han comunicado casos de muerte relacionados con el consumo incontrolado de éxtasis y otras drogas relacionadas.

Otros estimulantes cuyo abuso está muy extendido son la cocaína y la familia de las anfetaminas. La cocaína, un polvo blanco y cristalino de sabor ligeramente amargo, se extrae de las hojas del arbusto de la coca, que se encuentra en Sudamérica. En medicina se emplea como anestésico en cirugía de la nariz y de la garganta, y como vasoconstrictor para disminuir el sangrado en las intervenciones quirúrgicas. El abuso de estas sustancias creció mucho en la década de 1970 y es responsable de un gran número de alteraciones fisiológicas y psicológicas. El crack es un tipo de cocaína sintética muy adictiva que surgió en la década de los ochenta.

Las anfetaminas aparecieron durante la década de 1930 como tratamiento de los catarros y la fiebre del heno, y más tarde se conoció su acción sobre el sistema nervioso. Durante cierto tiempo se emplearon como adelgazantes. Su única aplicación médica hoy es el tratamiento de la narcolepsia, una alteración del sueño caracterizada por episodios diurnos de sueño incontrolables por el paciente y en el tratamiento de la hiperactividad infantil, situación en la que las anfetaminas tienen un efecto calmante paradójico. En los adultos, sin embargo, tienen un efecto acelerador que les ha valido la denominación anglosajona de speed. Las anfetaminas mantienen al consumidor despierto, mejoran su estado de ánimo y disminuyen el cansancio y la necesidad de dormir, pero a menudo la persona se vuelve más irritable y habladora. Tanto la cocaína como las anfetaminas consumidas durante períodos prolongados, pueden producir una psicosis similar a la esquizofrenia aguda.

La tolerancia a los efectos euforizantes y anorexígenos (supresores del apetito) de las anfetaminas y de la cocaína aparece al poco tiempo. La interrupción del consumo de anfetaminas, sobre todo cuando se inyectan por vía intravenosa, produce una depresión tan profunda que el consumidor se ve en la necesidad de volver a consumirlas hasta llegar a situaciones límite.

d) Alucinógenos

Los alucinógenos no tienen aplicación médica en la mayor parte de los países salvo quizás para el tratamiento de los pacientes agonizantes, pacientes con trastornos mentales, drogodependientes y alcohólicos. Entre los alucinógenos más utilizados en la década de 1960 destacan el ácido lisérgico de dietilamida, o LSD, y la mescalina, un derivado del cactus del peyote. La tolerancia hacia estas sustancias se desarrolla con rapidez, pero no aparece síndrome de abstinencia cuando dejan de consumirse.

La feniciclidina, o PCP, cuyo nombre vulgar es "polvo de ángel", no tiene aplicación práctica en los seres humanos, pero los cirujanos veterinarios lo emplean en ocasiones como anestésico y sedante para los animales. A finales de la década de 1970 se extendió su consumo humano, en parte por culpa de la facilidad con la que se sintetiza en laboratorio. Sus efectos difieren de los demás alucinógenos. El LSD, por ejemplo, produce distanciamiento y euforia, intensifica la visión, y produce el fenómeno conocido como cruce de los sentidos (los colores se ‘oyen’ y los sonidos se ‘ven’). El PCP sin embargo produce distanciamiento y disminución de la sensibilidad para el dolor; también provoca en ocasiones un ‘estallido’, o ataque, o una situación clínica tan semejante a un brote de esquizofrenia aguda que confundiría incluso a un psiquiatra. La combinación de este brote con la indiferencia al dolor lleva en ocasiones a alteraciones del pensamiento que pueden traducirse en violentos comportamientos destructivos.

e) Cannabitoles

De la planta Cannabis sativa derivan tanto la marihuana como el hachís. La marihuana se obtiene triturando las hojas, las ramas y las flores, y el hachís es la resina concentrada. La forma más habitual de consumo es fumarlos. Tienen efectos semejantes: producen relajación, aceleración del ritmo cardiaco, alteración de la percepción del tiempo (que transcurre más despacio) y agudización de los sentidos (oído, tacto, gusto y olfato). Los efectos varían en función de la dosis consumida y de las circunstancias que rodean a su consumo. La marihuana y el hachís no producen dependencia psicológica. No obstante, su uso puede ser peligroso, sobre todo si se conduce bajo sus efectos. Aunque se desconocen los efectos a largo plazo, es muy probable que la marihuana sea nociva para los pulmones de la misma manera que lo es el tabaco. El consumo de estas sustancias por parte de los niños y adolescentes es preocupante, ya que la intoxicación altera el pensamiento e interfiere con el aprendizaje. Sobre este punto existe unidad de criterios por parte de médicos y educadores en que el consumo es pernicioso y puede interferir con el desarrollo psicológico e incluso físico.

La planta Cannabis ha sido empleada como remedio popular durante siglos, pero hoy carece de aplicación médica. Hay ciertos trabajos experimentales en los que se ha utilizado su principio activo, el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), para el tratamiento del alcoholismo, la epilepsia, las náuseas provocadas por los fármacos anticancerosos (quimioterapia) y el glaucoma.

f) Inhalantes

Dentro de la categoría de los inhalantes se encuentran ciertas sustancias que no son consideradas drogas, como el pegamento, los disolventes y los aerosoles (productos de limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto psicológico tienen una acción depresora sobre el sistema nervioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde el control o la conciencia. Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo vienen a continuación. La inhalación de estas sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y el control de los músculos y de los reflejos. A veces se producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados pueden producir la muerte. Aunque no es probable que se desarrolle dependencia física, sí aparece tolerancia en ocasiones. Otros productos cuya generalización ha alarmado a las autoridades sanitarias son los denominados poppers, de supuesto efecto afrodisiaco, como el nitrato de isoamilo, que se emplea en medicina como dilatador de los vasos sanguíneos. La inhalación prolongada de estas sustancias puede lesionar el sistema circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese sistema.

Efectos de algunos fármacos de acción sicotrópica

Nombre del fármaco

Efecto sobre el estado de ánimo

Acciones en el organismo

Peligros asociados

con el abuso

Depresores

Opiáceos (p. ej., morfina, heroína)

Euforia, reducción del dolor

Deprimen el SNC*; deprimen los reflejos; constriñen las pupilas; afectan la coordinación; bloquean la liberación de sustancia P a partir de neuronas transmisoras de dolor

Tolerancia, dependencia física,

convulsiones; muerte por sobredosis

Hipnótico-sedantes (Ej. barbitúricos, benzodiacepinas)

Sedante-hipnótico

"desaceleradores" Reducen la ansiedad

Inhiben la conducción de impulsos en el RAS*2; deprimen el SNC, el músculo esquelético y el corazón; deprimen la respiración; reducen la presión arterial; causan disminución del sueño REM. Pueden reducir la frecuencia de activación de impulsos en el sistema límbico; relajan el músculo esquelético

Tolerancia, dependencia física; muerte por sobredosis, especialmente si se combinan con etanol. Dosis muy grandes causan dependencia física

Alcohol etílico (etanol)

Euforia, relajación, liberación de inhibiciones

Deprime el SNC; afecta visión, coordinación, juicio; incremento el tiempo de reacción

Dependencia física, lesiones del páncreas, cirrosis hepática, posible daño cerebral

Inhalantes (Ej. tolueno, butano, propano, etc.)

Depresión general, relajación, sensación de sueño

Dolor de cabeza, náuseas y mareo. Le siguen vértigo, somnolencia, confusión, expresión balbuceante, pérdida de la visión, del juicio y del control de los músculos y reflejos

Dependencia sicológica y posiblemente física. Daño grave en el cerebro, corazón , riñones, hígado y pulmones. Puede producir la muerte, incluso en la primera inhalación

Estimulantes

Extasis

Euforia y desinhibición , disposición a conversar con desconocidos, hiperactividad

Fatiga, desorientación, mareos y desmayo, producto de la deshidratación; movimientos involuntarios de la mandíbula, escalofríos y sequedad de la boca. Depresión

Dependencia sicológica. Problemas cardiacos, desde taquicardias y arritmias hasta un infarto. Posible insuficiencia renal aguda

Cocaína

Euforia; excitación

seguida de depresión

Estimulación del SNC seguida de

depresión; estimulación autónoma, dilatación de pupilas; anestesia local; inhibe la recantación de noradrenalina y

dopamina

Trastorno mental, convulsiones,

alucinaciones, inconsciencia; muerte por sobredosis

Anfetaminas

Euforia, estimulación, hiperactividad ("elevadores", "aceleradores")

Estimulan la liberación de dopamina y noradrenalina; bloquean la recaptación de estos dos neurotransmisores en las neuronas; estimulan el flujo de impulsos en el RAS; incrementan la frecuencia cardiaca; elevan la presión arterial; dilatan las pupilas

Tolerancia, posible dependencia física, alucinaciones; muerte por sobredosis

Cafeína

Eleva el estado de alerta

mental; reduce la fatiga

y la somnolencia

Actúa sobre la corteza cerebral; relaja el músculo liso; estimula el músculo cardiaco y el esquelético; incremento el volumen urinario (efecto diurético)

Dosis muy grandes estimulan centros en bulbo raquídeo (pueden desacelerar la frecuencia cardiaca); dosis tóxicas pueden causar convulsiones

Nicotina

Reduce la tensión

psicológica

Estimula el sistema nervioso simpático, se combina con receptores en neuronas postsinápticas del sistema autónomo; tiene efecto similar al de la acetilcolina, pero en dosis elevadas bloquea la transmisión; estimula la síntesis de lípidos en las paredes arteriales

Tolerancia, dependencia física; estimula el desarrollo de aterosclerosis

Alucinógenos

LSD (dietilamida del ácido lisérgico)

Sobreexcitación distorsiones sensoriales; alucinaciones

Altera las concentraciones de transmisores en el encéfalo (puede inhibir la serotonina e incrementar la noradrenalina); potente estimulador del SNC; dilata las pupilas, a veces en grado desigual; incremento la frecuencia cardiaca; eleva la presión arterial

Comportamiento irracional

Cannabitoles (Ej. marihuana, hachís)

Euforia

Afecta la coordinación; trastorna la percepción de la profundidad y el sentido del tiempo; inflama los ojos; causa vasodilatación periférico; se desconoce el modo de acción exacto

En dosis grandes, distorsiones sensoriales, alucinaciones; hay pruebas de disminución del número de espermatozoides y en la concentración de testosterona (hormona masculina)

* SNC: sistema nervioso central = encéfalo + médula espinal

*2 RAS: sistema activador reticular: estructura del tronco encefálico, responsable de la conciencia y de la vigilia

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